Baja la cabeza y mira tus zapatos

    Cuatro chavales de unos veinte años mirábamos pensativos la pantalla plana del ordenador. ¿De qué podíamos hacer un blog? «Todo está ya creado», nos quejábamos. Nada, no hay manera. Hagamos un blog más de esos que reproducen Wikipedia para salir al paso. Entre quejas e ideas brillantes dignas de sábados por la noche, nos miramos a los pies: «¿Y si contamos quienes somos a través de los zapatos?»

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    Tenía su gracia: todos con personalidades dispares y zapatos distintos. Así, hace dos meses,  nació Con Calzador, al ver cómo nos importa dejar nuestra impronta en las cosas, en una camisa a cuadros o de rayas, en cómo nos pintamos los ojos o en un cuadro determinado en la pared de tu cuarto. Nada es neutro en nosotros. Todo lo que hacemos y llevamos tiene una intención. La música, el cine, la literatura, la moda… Sí, sí, si no vas a clase, si te da igual que tu cuarto esté ordenado o no o si te obsesionas por tener unos apuntes perfectos y milimetrados, no lo haces sin más.

    Y, ¿cómo las zapatillas van a ser menos? Bailar encima de la mesa de tu clase, correr en el odiado Test de Cooper después de haberte medio drogado con Red Bull o ir a una fiesta sintiéndote una Mean girl con unos tacones de vértigo no podían ser menos.

Man on fire, Edward Sharpe and The Magnetic Zeros

    Nació el blog y surgieron las primeras reflexiones (acerca de nosotros mismos). Azul desgastado, suelas agujereadas y cordones deshilachados identificaron a mis zapatillas más utilizadas en la entrada Roñosas, pero Converse. Mis Converse no eran neutras, sino que eran yo a través de ellas: despistada y sencilla.

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    Después fue cuando comenzó el reto: habíamos de entrar en el alma de la gente (artistas, músicos e incluso marcas) a través de los zapatos. Un cuadro de Van Gogh me llamó la atención. En Las botas de Vincent vi cómo él solo había querido dibujar sus botas, quién sabe si por practicar o por una razón más de fondo. Así entró el arte.

Wikimedia Commons

    El calzado ha sido y es la marca distintiva de actores y películas, desde nuestra niñez hasta ahora. Grease, Forrest Gump o Billy Elliot se asociaban a unos zapatos, por ello escribí Diez zapatos en el cine que marcaron historia.

Escena de Billy Elliot

    La publicidad se ha aprovechado de lo que diferencia en la imagen y el calzado es una de esas señas que se explotó con el payaso Ronald Mcdonald y sus botas rojas. Mcdonald’s utiilizó esta figura mucho en sus inicios, pero la marca trascendió y ahora lleva fundaciones o actos caritativos, sin aparecer en sus spots.

    En Vans, las zapatillas de skaters que se popularizaron, reflexioné sobre las ventajas de las redes sociales en la publicidad de las marcas (en concreto de Vans) y cómo sus páginas o perfiles se configuran en función de su público objetivo.

Búsqueda en Google: Imágenes que se pueden utilizar y compartir libremente

    Y, ¿qué decir de la música? Justo hace una semana Lou Reed nos dejó (Adiós Lou Reed), pero su música y sus botas, que se empiezan a llevar, quedaron con nosotros. Cantantes que hicieron furor en la moda, a los que todos imitaron (¿cómo olvidar la melena de los Beatles?).

Lou Reed, Walk on the wild side

    Tras dos meses, ¿qué decir? Baja la cabeza y mira tus zapatos… ¿Te ves en ellos? Ahora, cuando miro el calzado de alguien, veo más que una tela o unos cordones. Veo a su persona. Eso es lo que Con Calzador nos aporta y nos seguirá aportando (¡esperemos!).

    Lo importante no son las zapatillas, sino las personas: sus sueños, sus angustias, su alma. Usando el calzado como mirilla, nos asomamos al mundo. Este es el primer paso: empezar a caminar. Como diría Machado: «Caminante, no hay camino / se hace camino al andar».

American Pie, Don McLean

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